Cuántas veces nosotros los latinos (de cualquier lado del Atlántico) hemos dicho aquello de “esto en el extranjero no pasa”. Hoy, para que tengas argumentos sólidos para usar esa coletilla, te cuento lo que me pasó el miércoles.
Me levanté a las 7:20am. Cuando pulsé el interruptor de la luz no sucedió nada. Me quedé mirando sabiendo que algo andaba mal. Me fui a duchar. El agua está fría. El calentador funciona a gas, pero necesita electricidad. Efectivamente, el calentador estaba apagado. Me dirigí hacia la caja del contador. Estaba parado. Lo apagué, lo encendí. Nada. Hice una serie de comprobaciones y llamé al servicio de averías. Eran las 7.40am.
Una señorita muy amable me comunicó que no había reportadas averías. Me sugirió que encendiera y apagara el contador y al ver que no surgía efecto me preguntó cuando era mejor que mandara a un electricista. Yo le dije que debía ir a trabajar así que tendría que venir por la tarde. Luego pensé que era mejor arreglarlo y llegar tarde a trabajar, así que llamé de nuevo para pedir que el electricista viniera cuanto antes.
El electricista se presentó en casa a las 9am. Comprobó que el contador estaba parado. Lo apagó y lo encendió de nuevo. Se fue a algún sitio y al cabo de unos minutos volvió diciendo que el cable principal no tenía electricidad, que ya había reportado la avería y que pronto alguien la arreglaría.
A las 11.15 me llamaron por teléfono para informarme que la avería había sido solucionada, y comprobar que tenía suministro eléctrico en casa. No, no hay luz. Oh, en serio? Ha probado apagar y encender el contador. Si señorita. Ah, pues le mandamos un electricista.
Llega el electricista y me dice que el problema es el mismo. Dice que va a reportar de nuevo el problema. Llamo de nuevo a averías para preguntarles qué es este cachondeo y me dicen que un fusible se había fundido en la subestación eléctrica, pero que ya ha sido solucionado. Pues no, el electricista acaba de irse y dice que el problema persiste. Son las 12.45. Ya he tenido que cancelar una reunión en la oficina y estoy cancelando la segunda.
Ante el silencio, a las 14:30 llamo de nuevo. Me dicen que hay una avería en el cable en algún lugar entre la subestación y mi casa. Han solicitado un equipo que va a taladrar en algún lugar para solucionar el problema, pero que es un equipo especialista y puede tardar.
16:00h. Me llaman y me dicen que el problema ha sido solucionado. Pero yo sigo sin luz.
17:45h, de nuevo llaman diciendo que el problema ha sido solucionado. Qué es lo que han hecho exactamente, porque yo sigo sin luz. Han cambiado el fusible de nuevo. Ahora van a mandar a alguien a mi calle.
22:45h, llaman a la puerta. Son dos electricistas. Apagan y encienden el contador y se van a la calle.
23:45h, saco la cabeza por la ventana y los electricistas se han ido. Llamo de nuevo al servicio de averías y me dicen que se han ido porque no pueden acceder a algún sitio porque no tienen una llave. Desesperado, me voy a dormir.
0:30h. Me llaman por el interfono. Tiene usted luz? Si, tengo luz. “Cheers mate”, me responde. “Thank you”, le respondo.
Ya ves como funcionan las cosas en Inglaterra. Así que la próxima vez que llames al servicio de averías y te contesten con mala educación, que sepas que eso en el extranjero no pasa.