Trekking por los Alpes (III): El sufrimiento es la clave del éxito

Tras la odisea del día anterior, el segundo día de trekking se presentaba plácido: teníamos nuestras mochilas, estábamos curtidos, y las vistas en la ruta iban a ser de las que no se olvidan. Nada podía salir mal.

Si no has leído las dos entregas anteriores y quieres entrar en la historia por orden, ves al artículo introductorio de Trekking por los Alpes.

Nos levantamos pronto para tomar un desayuno ligero y rápido con zumo de naranja, café, té, cereales, tostadas, mantequilla, mermelada, miel, pastelería y huevos revueltos. Algo simple para empezar el día. Preparamos todo el material necesario para el trekking y nos lanzamos al camino. La ruta empezaba al pie del hotel, a las afueras de Chamonix. En ascenso continuo llegaríamos desde la base de esta montaña hasta lo más alto, el teleférico que se avista en la punta superior derecha, un ascenso de 1,200m.

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Chamonix quedaría a nuestros pies, en un valle formado por la montaña a la que íbamos a subir y el mazizo del Mont Blanc, que desde el valle, y sin poder ver la cima, ya se mostraba impresionante.

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Empezamos la subida entre vegetación abundante y árboles frondosos. Cuando las ramas lo permitían veíamos los impresionantes glaciares al otro lado del valle crecer en estatura.

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Poco a poco la vegetación empezó a cambiar y nos dimos cuenta que ya estábamos a una altura considerable. Nuestro paso era constante pero no demasiado rápido: tras los esfuerzos del día anterior y los constantes desniveles habíamos decidido disfrutar del paisaje.

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Nuestro objetivo estaba a la vista, el primer descanso del día en el refugio de montaña de Bel Lachat, tras la cumbre al extremo derecho de la fotografía, donde podríamos reponer fuerzas y disfrutar de las vistas.

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Al llegar las vistas no decepcionaron. Probablemente uno de los paisajes más impresionantes que he visto. Aprovechamos para sacar algunas fotos y descansar. El tramo que quedaba era prácticamente plano y el teleférico cerraba en dos horas y media, tiempo de sobras para llegar. Charlando con la gente en el refugio nos enteramos que de hecho el teleférico cerraba en una hora. Teníamos posibilidades de llegar, pero no muchas (dijeron después de echar un vistazo a nuestra impecable efigie de gente de ciudad disfrazados de montañistas).

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Una vez más nuestro paseo se había convertido en una carrera contra el reloj. Una vez más mirábamos al horizonte con pocas esperanzas y con gran cansancio. Esta es la grandeza del montañismo, es la grandeza del espíritu ganador. El sufrimiento es parte de la victoria, y no hay victoria sin sufrimiento. Nuestros cuerpos empezaban a acusar el cansancio que en algunos momentos era dolor. Pero no nos íbamos a dar por vencidos. No llegar al teleférico simplemente no era una opción. Cargamos la mochila a la espalda, bebimos un último trago de nuestro tubito conectado a la bolsa de agua en la mochila y salimos adelante, la mirada fija adelante, el paso obstinado y firme.

El camino que se suponía plano y sin problemas resultó ser pedregoso, sin apenas lugares planos donde pisar, y con constantes altibajos. Tras pasar sobre una pequeña cumbre y una bajada bastante pronunciada vimos a lo lejos la cima sobre la que se agarraba el teleférico, en el medio de un paisaje despojado de toda vegetación a expcepción de pequeños brotes de hierba. Y la distancia pareció insuperable.

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A estas alturas del camino el dolor no era más que un recuerdo, una memoria del refugio que ahora parecía perderse en un tiempo borroso. Alentados por la inquietante belleza del paisaje rocoso, desolado, pensando en el siguiente paso de un camino que se hacía cada vez más difícil, la palabra fracaso no era parte de nuestro vocabulario, especialmente porque no teníamos ninguna intención de bajar a pié.

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Finalmente lo logramos, llegamos al punto más elevado de nuestro camino, a 2,200m de altura, en un privilegiado balcón sobre Chamonix y tan cerca del Mont Blanc que creíamos poder tocarlo.

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Pero al llegar a la base, cansados, doloridos, vimos la llegada en Chamonix del Ultra-Trail de Mont Blanc, una locura de carrera alpina de 166km y más de 9,500m de desnivel que el ganador hizo en el estúpido tiempo de 20 horas. Otros superaron las 40 horas sin descanso cruzando cumbres de más de 2,500m. La carrera empezó el Viernes por la tarde bajo un intenso aguacero que siguió toda la noche. Esa fue la noche que llegamos y los vimos correr mientra nos preocupábamos por nuestras mochilas. Cuando llegamos a Chamonix tras dos noches de hotel, desayuno y cena muchos de ellos llegaban también, tras haber sufrido lluvia, sol de justicia, temperaturas bajo cero, barro, rocas, comida en forma de barritas energéticas y otras inclemencias. Ellos daban un nuevo sentido a la palabra «sufrimiento».

Ultra-Trail I

Ultra Trail II

Ultra Trail III

Aquí acabaron nuestros dos días de trekking. El día siguiente iba a ser de merecido descanso. Léelo aquí.

 

Hoy te pido que hagas una cosa por mi

Como ya sabes, este es un blog altruista de investigación cuyo objetivo es desgranar ante tus ojos lo que hace de Londres un sitio mejor, o un sitio peor. Quiere mostrarte qué hacer en Londres, cómo hablar y en general todo aquello que es de actualidad y vale la pena ser contado. No pido nada a cambio. Sólo con saber que estás ahí me vale.

Como ya he dicho en más de una ocasión tu también formas parte de Un Mundo Perplejo. Hoy tienes la oportunidad de echar una mano para conseguir los objetivos del blog.

Como investigador serio y abnegado (algo que sabes de sobra), deseo que los contenidos y enseñanzas lleguen a la mayor gente posible. Y como cualquier persona que produce algo, siempre tengo esa pequeña duda de «¿le va a gustar a alguien?». Por eso de vez en cuando necesito una palmada en la espalda que me diga que voy por el buen camino.

Ahora me puedes echar una mano en ambas cosas porque desde hoy está abierta la votación para los premios Bitácoras para blogs hispanos. Ganar sería una gran oportunidad para difundir mis investigaciones, y cada voto sería una gran palmada en la espalda para decirme que lo que hago vale la pena.

Lo que te pido es que hagas clic en el botón que sigue y votes por Un Mundo Perplejo en la categoría «Viajes». Si no estás registrado una barra roja en el encabezado te pedirá que te valides y te registres. Por favor que eso no te eche atrás. Lo hacen para asegurarse que los listillos no crean votos falsos. Si no tienes una cuenta con ellos puedes crear una con Facebook o Twitter.

Gracias por adelantado y buena suerte.

Votar en los Premios Bitacoras.com

Trekking por los Alpes II: Let’s do this!

Sonó el despertador. El viaje estaba siendo muchísimo más duro de lo que yo habia imaginado, y ni siquiera había puesto un pié en el camino. En aquellos momentos yo no sabía que lo que sucedería durante el día llevaría mi resistencia y mi capacidad de asombro a límites insospechados.

Si no lo has hecho ya, lee el primer episodio del relato antes de seguir adelante.

Me levanté a duras penas para ir a ducharme. No tenía ni siquiera ropa limpia para ponerme. Entré en el cuarto de baño soñoliento y malhumorado, pensando qué era lo siguiente que iba a ocurrir en este viaje. Habíamos llegado tarde, de noche, con lluvia, sin equipaje (que por obra y gracia de la aerolínea se había quedado en Londres), y no sabía ni dónde estaba el hotel en el que había dormido. Por curiosidad abrí la ventana del baño y lo que vi me dejó sin aliento.

Morning

Como si un arrebato de determinación me la hubiese arrancado de dentro me vino a la mente la expresión «Let’s do this». Significa «hagámoslo» o «a por ello», y es una expresión típica de la City, de su carácter ganador, de la gente que se crece ante las adversidades. Bajar al restaurante y tomar un desayuno con pan de verdad, crujiente, mermeladas caseras, leche alpina confirmó que la suerte estaba de mi lado.

Terminamos el desayuno y nos dirigimos a la única tienda del pueblo que vendía material de montaña. Compramos lo mínimo necesario ya que en principio las mochilas deberían estar esperándonos al final del trayecto y nos dirigimos al punto de partida en Les Contamines, a 1.200m de altura. El trayecto iba a ser de unos 14 kilómetros y en su punto más alto llegaríamos a los 2.120m. Antes de empezar encontramos un grupo de Sur Africanos. Nos preguntaron qué ruta íbamos a hacer. Al saberlo se llevaron las manos a la cabeza. Nos dijeron que ellos lo habían hecho en el sentido contrario y que tuvieron que parar en un refugio a medio camino porque no la podían hacer en un día. Decían que era mucho más dura de lo que decía la guia, y nosotros acumulábamos ya dos horas de retraso por culpa de las compras.

Consideramos optar por una ruta más fácil, sin tantos desniveles, pero la expresión que ya parecía ser parte del viaje volvió a aparecer: «Let’s do it». Sin pensarlo miramos hacia el camino y nos lanzamos al trekking. Íbamos a hacerlo pasara lo que pasara.

The road

Las primeras horas de ruta pasaron sin novedad, entre vegetación alpina y unas vistas que a medida que subíamos se hacían más impresionantes. El ánimo era bueno y las piernas respondían bien a pesar de la pronunciada cuesta y los abundantes obstáculos.

Above the trees

Mont Geroux

Llegamos al primer objetivo del camino, «les Chalets de Truc» a 1.740m de altura. Con cierto aire de victoria observamos el paisaje y a lo lejos vimos el «Col de Tricot», el punto más alto del día. Ante nosotros teníamos un descenso de 170m y un ascenso de 550m casi vertical.

Col de Tricot I

Col de Tricot II

Chalets de Miage I

Llegar a lo más profundo del valle hizo parecer la tarea todavía mucho más difícil. Pero allá nos lanzamos sin desfallecer, inspirando el limpio aire alpino y con la mirada fijada en el objetivo.

Col de Tricot III

Col de Tricot V

¿He dicho la mirada fija en el objetivo? Bueno, también había tiempo para admirar el paisaje.

Le Bederette I

In the clouds

Milk!

Llegar a los 2.120m nos dejó impresionados con las vistas. Habíamos llegado al reino de las aves, y decidimos parar para comer.

Chalets de Miage II

Where only birds dare

Al reinicio, desastre. Bajando por una vertiente rocosa puse el pié en una superficie resbaladiza y caí hacia atrás. Instintivamente puse las manos en el suelo para evitar el impacto donde la espalda pierde su casto nombre con el resultado de una escalofriante herida en mi mano derecha. Aquí puedes ver la impactante fotografía.

Escalofriante herida

Pensé que para mi el viaje había terminado, que debería ser recogido en helicóptero y llevado con urgencia al hospital más próximo para ser tratado. Pero nuestro navegante, experto montañés, sacó rapidamente un botiquín de primeros auxilios, con temple de acero limpió la herida y aplicó una tirita. Todavía sobrecogido por el impacto sorbí unos tragos de agua arropado por mis compañeros. Me puse en pie y entendí que aquella no era sino otra prueba, una más en este viaje. Más dispuesto que nunca, tomado por el espíritu de la montaña decidí que esa herida no iba a detenerme, sino que iba a curtir mi espíritu. Dispuesto a vencer todas las adversidades miré al horizonte, inspiré y seguí adelante sin tiempo que perder.

Glacier de Bionnassay II

Isolated

Suspension bridge

Alpine landscape

Las vistas se sucedían. Pasamos al pié del glaciar de Bionnassay, cruzamos un puente en suspensión que cruzaba el caudaloso arroyo que venía directamente del hielo derretido, vimos paisajes a vista de pájaro y tras haber descendido hasta los 1.720m volvimos a ascender hasta los 1.801m donde estaba situado el teleférico de Les Houches, punto final de nuestro épico trekking.

Big

Stream

In the woods

Bulls

Podríamos haber hecho a pie el descenso de 800m pero consideramos que nuestra ruta ya había sido suficientemente heroica y que nos habíamos ganado un descenso en teleférico. Al llegar al hotel nuestras mochilas habían llegado.

Returning bags

Raclette

Y tras un día tan intenso, la única manera de terminarlo era con una cena de Raclette, con queso del lugar, embutidos y todo ello bañado con vino de la casa. Satisfechos y cansados nos dirigimos a nuestro hotel para el merecido reposo y para recuperar fuerzas para el día siguiente, otro día épico en el que ascenderíamos 1.500m y el Mont Blanc haría su primera aparición. No te pierdas el próximo episodio esta misma semana.

Puedes ver alguna foto más en el set de Flickr

Qué hacer en Londres: ver crecer London Bridge Quarter

Dicen que nada es permanente a excepción del cambio, y en ningún lugar es más válido que en Londres. Por eso una de las actividades de los Londinenses es ver cómo la ciudad se transforma ante sus ojos. Tu también puedes hacerlo en el London Bridge Square.

Hace unos días te sugería que aprovecharas para ver el Broadgate Circus, un símbolo de los 80 en Londres, porque dos de los edificios van a ser derribados para construir uno nuevo. La ciudad está en transformación y es habitual pasar por un lugar y decir «no recuerdo que este edificio estuviera aquí».

Lo que hoy te sugiero es que vayas a ver el que ya se ha convertido en un símbolo de Londres, incluso antes de finalizado, en uno de los lugares más importantes de Londres: el rascacielos sobre la estación de tren de London Bridge.

London Bridge (el Puente de Londres) era la puerta de entrada a Londres en tiempos romanos, y lo fue durante muchos años. Hoy es todavía la puerta de entrada para miles de trabajadores de la City que llegan a la estación de London Bridge. Sobre ella se ha erigido el «Shard of Glass», el rascacielos más alto de Europa cuando sea finalizado en 2012. Aquí puedes ver dos fotografías del edificio con una diferencia de tres meses.

Shard May I

Shard August I

Pero de lo que quiero hablar aquí es de «The Place», el edifico que tras algunos derribos ya está siendo construido delante del Shard, y también tendrá fachada de cristal, aunque será mucho menor. Así que la cultura popular ya lo ha bautizado como el «Baby Shard».

Shard May II

Shard August II

El Shard, el Baby Shard y la remodelada estación de London Bridge forman el proyecto «London Bridge Square», que puedes ver siguiendo este vínculo. Será una gran zona de oficinas, ocio y vivienda que junto al supercool mercado de «Borough Market» y la catedral de Southwark, va a convertir la zona en una de las más atractivas de Londres.

The Place

Así que si quieres poder decir «yo lo vi mientras lo construían» apúrate, porque antes de que te des cuenta estará (tienes de tiempo hasta 2013).

El fin del «bendy bus» se acerca

¿Quien dice que los políticos nunca cumplen sus promesas? El alcalde de Londres Boris Johnson prometió en campaña quitar los autobuses acordeón de las calles de Londres y la promesa está muy cerca de cumplirse.

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Esta foto fue tomada ayer por la noche delante de la estación de metro de Warren Street. Hoy esta imagen es ya historia. Los autobuses que sirven la ruta 73 son desde hoy «double deckers» y no «bendys«.

Una de las principales promesas electorales de Boris fue quitar los autobuses acordeón, popularmente llamados «bendys«, de las calles de Londres. Y fue una propuesta muy popular entre conductores y otros no-usuarios del autobús ya que decían que causa problemas de tráfico y la gente lo usa sin pagar. Aunque la verdadadera razón es que los londinenses están dispuestos a sufrir los autobuses de dos pisos, los llamados «double decker» para poder mantener uno de los símbolos de Londres, como ya comenté aquí.

De hecho Boris, consiciente que el diseño del double decker es totalmente impráctico prometió también crear un nuevo «double decker«, del que ya hay prototipos.

Así que Boris se comprometió con lo que se ha dado a llamar la «debendification», la eliminación de los «bendys«. A partir de hoy la ruta 73 está servida por «double deckers«. Ya sólo quedan cuatro rutas con bendys: la 207, la 29, la 436 y la 453. Todas ellas van a ser «debendificadas» antes de fin de año, con lo que el 1 de Enero de 2012 no habrá ni un solo «bendy» en las calles de Londres. Autobuses que están en perfectas condiciones para el uso serán reemplazados por otros nuevo, los «rompetobillos», mucho más difíciles de usar para gente con movilidad reducida.

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¿Y la «debendificación» para qué? Para que Londres siga siendo reconocido en todo el mundo por su tradicional autobús rojo de dos pisos, el «double decker«.

Expresiones útiles en inglés: Touch Base

Bueno, luego nos reunimos y nos ponemos al corriente. Eso no queda bien. Ni siquiera en inglés. La forma adecuada de decirlo es «touch base».

Hace ya algún tiempo hablamos de «catch up«, imprescindible expresión para hablar con amigos. Su equivalente en el mundo de los negocios es «touch base».

De hecho es una expresión que proviene del Baseball, que como ya sabes es un deporte USA y no británico. Evidentemente la expresión originó al otro lado del Atlántico. Pero en el ambiente competitivo de la City siempre va bien alguna que otra expresión americana.

El significado literal de «touch base» es tocar base. No voy a extenderme en las reglas del Baseball porque no tiene sentido hacerlo aquí y porque de hecho ninguno de los momentos en que un jugador «toca base» se parece al sentido de la expresión.

«Touch Base» se utiliza cuando en los negocios es necesario reunirse y actualizar lo que ha ocurrido en un proyecto, con un cliente o en general cuando es necesario ponerse rapidamente al día. Fundamentalmente es el mismo sentido que «Catch Up«, pero se usa siempre en el ambiente de negocios.

Si te quieres dar un aire importante, si quieres dar a entender que cierto tema es para ti como un negocio, o si quieres mostrar que tu mente está tan orientada a los negocios que no puedes evitar usar lenguaje de negocios en tu vida diaria, debes usar «touch base». Por ejemplo puedes decir «We keep working on it and we touch base at the end of the day». Otro caso sería «I will make a few phone calls and then we touch base».

Como puedes ver, es una expresión que te dará estatus y probablemente algo de prepotencia, algo que se da por sentado en el ultracompetitivo mundo de la City.

Trekking por los Alpes I: Desprenderse de los bienes materiales

Ir de Trekking iba a ser muy exigente con el cuerpo. La altura, el terreno desigual y el frío iban a ser duros. Lo que yo no me esperaba es que serían también una prueba espiritual. Los acontecimientos se precipitaron y casi todo quedó más allá de mi control.

Cierto día, un amigo me dijo que estaba organizando un trekking a los Alpes. El plan era hacer dos etapas del «Tour de Mont Blanc», una ruta alrededor del pico más alto de Europa, el Mont Blanc. Viendo mi oportunidad para sentir en mis carnes un trekking alpino como los que hacen la gente de la City me apunté sin dudarlo. El viaje iba a empezar el viernes por la noche. Iríamos directamente desde la oficina al City Airport, el aeropuerto favorito delos banqueros de la City, ya que está a sólo 15 minutos. De ahí llegaríamos a Ginebra, donde nos esperaría un transporte que nos llevaría a nuestro hotel en Saint Gervais, en plenos Alpes franceses, donde a la mañana siguiente partiríamos de ruta.

Algo imprescindible al ir de trekking es llevar el equipo adecuado. Me dirigí a una gran tienda especializada en ropa de montaña donde compré todo lo necesario, incluyendo pantalones largos que se convierten en pantalones cortos, jersey térmico de color llamativo, bolsas de agua con ese tubito del que vas sorbiendo y hasta un silbato por si la niebla nos perdía. Puesto que el plan era viajar de hotel en hotel con el equipaje a cuestas también compré una mochila de 50 litros de capacidad.

El día antes de partir puse todo lo que me iba a llevar sobre la cama y lo coloqué ordenadamente en la mochila. Entonces me dí cuenta de la magnitud de la empresa para la que me había comprometido: mi mochila pesaba ocho kilos sin contar comida y algún que otro detalle. ¿Iba a cruzar los Alpes con todo eso sobre mi espalda?

Inmediatamente saqué todos los contenidos de la mochila pesando cada uno de ellos, escogiendo un pantalón de emergencia distinto al descubrir que pesaba 30 gramos menos.  ¿La bolsa de la cámara pesa 300 gr? Se queda en Londres. ¿Ropa para ir al restaurante? Se queda en Londres. No hace falta llevarse el cargador del teléfono móbil. Nada de libros para pasar el rato. De mientras había mandado un mensaje de alarma al grupo. La respuesta de nuestro navegador y jefe de grupo no pudo ser más clara:

No son sólo Yoga y meditación Zen los que te enseñan a desprenderte de los bienes materiales.

Jamás había visto la tarea de escoger el contenido de una mochila desde este punto de vista. El límite no es el espacio del que dispones, sino tus necesidades. Cada elemento material, superfluo, del que no consigues desprenderte es una carga sobre tu espíritu, como el peso de los elementos innecesarios en tu mochila lo es en cada uno de los pasos en el camino hacia tu meta. ¿Qué es realmente imprescindible?

Me aseguré que dejaba en casa todo aquello que no necesitaba, cerré la mochila y me fui a dormir.

Al día siguiente, viernes, terminé mi día de trabajo y me dirigí, mochila al hombro, hacia el City Airport. El check in fue increíblemente rápido. El hall estaba lleno de de gente con ordenadores portátiles conectados al WiFi gratuito. Inexplicablemente nuestra puerta de embarque no aparecía. Aunque las pantallas no lo mostraban, el vuelo iba con retraso ya que el avión no podía aterrizar por causa del mal tiempo.

Finalmente aterrizó y nos fuimos a la puerta de embarque. Mientras esperábamos una mujer anunció por megafonía que debido al mal tiempo el avión debía reducir peso. Ofrecían 250 libras y el coste del hotel a aquellos que quisieran volar al día siguiente. Más tarde anunciaron que si no había más voluntarios deberían dejar maletas en tierra. Al cabo de unos minutos abrieron las puertas de embarque y nos dirigimos al avión.

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Cuando llegamos a la cinta transportadora en el aeropuerto de Ginebra, con eficiencia suiza las maletas ya estaban saliendo. Algunos de nuestros compañeros de viaje vieron su maleta de inmediato. Luego la cinta se detuvo. Una empleada del aeropuerto nos dijo que no valía la pena que esperáramos más. La bodega del avión estaba vacía. No había más maletas.

Dándome cuenta que gritarle a una empleada no iba a servir de nada me fui con otros dos compañeros del grupo a hacer una reclamación a la oficina de equipaje perdido. Salimos del aeropuerto con 50 minutos de retraso. El transporte nos estaba esperando. Llegamos a Saint Gervais cuando eran ya más de las 12 hora local. No pudimos comer nada porque era demasiado tarde. Hicimos una pequeña reunión para hablar del trekking del día siguiente y nos fuimos a nuestras habitaciones.

Sin pijama, sin artículos de aseo y el estómago vacío me fui a dormir. Mientras tanto, mi nueva mochila, llena de todo mi nuevo equipo de trekking, esa mochila cuyo peso había reducido gramo a gramo, dormía en una sala oscura del City Airport de Londres. Parecía una lección demasiado dura sobre cómo desprenderse de los bienes materiales. Este inicio de viaje no podía llevar a nada bueno. Cansado y hambriento acabé entrando en un sueño inquieto.

No te pierdas el siguiente episodio la semana que viene, con fotografías que te quitarán el aliento.

Trekking por los Alpes

Trabajar en Londres es estresante. Son muchas horas y cuando sales del trabajo el típico tiempo inglés te hunde todavía más en tu miseria. Por eso los londinenses necesitan huir de vez en cuando. Algunas formas de las que ya hemos hablado son el City Break, los Retiros Meditacionales, o el Yoga Retreat. En esta nueva série de artículos te voy a contar sobre el trekking. Pero claro, tratándose de la City no puede ser un trekking cualquiera. Debe ser un trekking de alto nivel, Alpino.

El pasado fin de semana aproveché para irme a hacer trekking al más puro estilo londinense. Volando el viernes por la tarde y volviendo el Lunes por la noche me fui en dirección a los Alpes franceses, a los alrededores del mítico Mont Blanc. Mi intención era contarte la experiencia directa de lo que significa ir de trekking al estilo de la City. Pero lo que sucedió durante estos días superó todas mis expectativas convirtiéndolo en un viaje épico en todos los sentidos.

Serán cuatro artículos de sangre, sudor y lágrimas. Cuatro artículos en los que te descubriré que el trekking alpino es mucho más que andar por la montaña. Es una experiencia espiritual donde cuerpo y mente se ponen a prueba de forma extrema. Aquí tienes los títulos de los cuatro episodios, y como primicia, también la semana en que serán publicados (no puedo decir el día exacto ya que a veces la actualidad se interpone, y ya sabes que eso tiene prioridad).

No te pierdas mañana el primero de los episodios en el que te contaré cómo esperaba que el viaje pondría a prueba mi resistencia y determinación, y lo hizo de maneras que jamás hubiera esperado.

¿Para qué engañarnos?

Efectivamente, ¿para qué engañarnos? Este blog está de vacaciones, y negarlo es tontería.

Volverá en algún momento de la semana que viene con nuevas palabras, cosas que hacer en Londres y quizás algún relato viajero.

Aquí lo dejo. Buen fin de semana a todos, y cuidado con el carnaval de Notting Hill que este año después de las «London Riots» se presenta por lo menos cargadito de policía.

Yoga retreat

Hay muchas actividades para ayudar a los estresados trabajadores de la City a encontrar su equilibrio. Cada año salen nuevos, pero nunca pueden desbancar al clásico por excelencia: Yoga. Hoy te voy a hablar de la inmersión total en Yoga, el Yoga Retreat.

Ya he comentado varias veces lo importante que es alejarse del estrés de la City. Una de las formas favoritas es el «Yoga Retreat». Se trata de unos cuantos días en un ambiente completamente distinto haciendo vida sana y practicando Yoga. Hace un par de semanas asistí a uno por primera vez. Se trataba de un fin de semana en una casa en medio de la campiña inglesa.

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Nada más llegar es importante ponerse algo cómodo y deshacerse de los teléfonos móviles y otros aparatos de comunicación. Esto es una gran ayuda para relajar la mente y es también un símbolo, ya que en el «retreat» lo importante no estar hipercomunicado con el exterior, sino establecer una conexión con el interior de uno mismo. Despojados de cualquier símbolo de estatus los banqueros se convierten en iguales, personas cuyo único objetivo es recobrar el equilibrio interior.

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Puesto que para purificar la mente es necesario también purificar el cuerpo todo lo que se ingiere es completamente natural. La dieta es exclusivamente vegetariana y los productos son en su mayor parte locales y sin pesticidas, está terminantemente prohibido beber alcohol y comer fuera de horas a no ser que sea fruta. Este era el origen de las ensaladas y flores que tuvimos en el menú (si, he dicho flores).

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Estos no son dias de relajación. En un buen «yoga retreat» deben haber cuatro sesiones al día de Yoga: meditación de madrugada, ejercicio físico antes del almuerzo y de la cena, y relajación antes de ir a dormir. Es un horario estricto, y los ejercicios son muy exigentes con la mente y con el cuerpo. En la vorágine del día a día olvidamos cosas fundamentales como desarrollar todos los músculos del cuerpo de una manera harmónica, escuchar lo que el cuerpo nos dice, mantener la mente en blanco para mejorar nuestra capacidad de concentración, nuestra habilidad para aislarnos del ruido que nos sofoca.

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Habiendo experimentado el «retreat» en primera persona debo decir que los resultados son muy beneficiosos, y se establece un gran ambiente de camaradería con los otros seres humanos que comparten esta experiencia. Todos los que asistieron conmigo notaron como estaban mucho más en consonancia con su interior, se sentían relajados y purificados, y afirmaban que no tardarían en asistir a otro.

Tras el «retreat» todos volverán a tomar comidas altas en grasas, a beber por encima muy por encima de los límites recomendados, a dormir con un ojo abierto mirando los nuevos correos electrónicos, a ir a fiestas de networking a las que no tienen ganas de asistir, pero eso es lo que se necesita para trabajar en la City. Y de vez en cuando, para resetear el cuerpo y la mente, se van a un «Yoga Retreat»