¡Contemplad la cabeza de un traidor! Estas fueron las palabras que el verdugo lanzó a la muchedumbre que se apiñaba en el patio del palacio de Whitehall, en pleno centro de Westminter, mientras mostraba en alto la cabeza de Charles I, rey de Inglaterra. O quizás fueron las palabras que debería haber pronunciado.
Enero de 1649. Charles I, rey de Inglaterra estaba preso en el palacio de Saint James’s a la espera de su juicio. Era la situación que Oliver Cromwell había tratado de evitar. La guerra civil inglesa, que empezó en 1641 cuando el rey se hartó de que el Parlamento reclamara poderes para dirigir el Reino, acabó con la completa derrota del ejército realista. Cromwell intentó negociar con Charles I para que mantuviera como rey, pero sometido a la voluntad del Parlamento, elegido por el Pueblo.
En respuesta, el rey hizo un pacto secreto con el ejército escocés para que invadiera Inglaterra y le retornara al trono. La segunda guerra civil inglesa había empezado, y acabó igual que la primera, y la pérdida innecesaria de miles de vidas. Viendo la actitud del rey, Cromwell finalmente cedió a la presión de aquellos que cuestionaban la viabilidad de una solución negociada. El 20 de Enero de 1649 el juicio por alta traición al rey de Inglaterra empezó.
El rey apostó fuerte. Su poder emanaba de Dios, por derecho de nacimiento, y ningún órgano elegido por el Pueblo podía quitarle poderes ni ningún jurado compuesto por el Pueblo podía juzgarlo, así que se negó a comparecer. Las leyes decían que todo aquel que se negara a comparecer en juicio por tres veces estaba declarando su culpabilidad, y así es como Charles I, rey de Inglaterra fue declarado culpable de alta traición por poner sus intereses, los de mantenerse en el poder, por encima de los intereses del pueblo, representados por el Parlamento libremente elegido. El rey fue condenado a morir decapitado.
El 30 de Enero de 1649, el rey salió en procesión del palacio de Saint James’s en dirección al palacio de Whitehall, en Westminster, escoltando por una pequeña parte de soldados leales. El lugar de la ejecución era delante de la casa para banquetes (curiosamente la única parte del palacio que ha sobrevivido hasta hoy), donde se había montado un andamio exactamente donde hoy corre la calle Whitehall, delante de la entrada al Horse Guards (ver mapa).
El rey accedió a la tarima por una ventana, rezó una plegaria y colocó su cabeza en posición. El verdugo levantó su hacha y de un único golpe decapitó a Charles I, rey de Inglaterra (140 años antes de la revolución francesa). La tradición era que el verdugo levantaría la cabeza del decapitado, la mostraría al público y diría “Contemplad la cabeza de un traidor”. Si no lo dijo, sería un símbolo de que el rey no puede ser un traidor. Tal ha sido la propaganda que siguió que a día de hoy no hay acuerdo sobre lo que el verdugo hizo.
Cromwell, quien se convirtió en el líder de la república, era consciente del valor simbólico del rey y siempre intentó encontrar la manera de restaurar al rey en su trono, pero sometido al poder del pueblo, de donde emanaría su poder. El rey se negó y Cromwell accedió a que fuera juzgado. Una decisión que le perseguiría hasta la tumba, incluso más allá de la muerte… Pero esa, es otra historia.
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PS. Por si te preguntas a qué vienen las fotos, cada año, el domingo siguiente al 30 de Enero se representa en Londres la procesión del rey hasta el lugar de su decapitación. Este año, coincidía exactamente con la fecha, y estas son algunas de las fotos. El resto aquí