Hasta ahora hemos visto palabras para saludar, para quedar bien, para hacerse el modernito, para sacarse de encima conversaciones en las que nos hemos quedado sin argumentos, para disculparse. La idea es ir poniendo palabras o frases que se usan en la calle y que no vamos a encontrar en los libros. Bien, hay una categoría de palabras que encaja perfectamente en esa definición y que todavía no he tocado: las palabrotas, los tacos, los exabruptos, llámalo como quieras, pero ya sabes a qué me refiero.
Bloody es un adjetivo, y significa litermalmente «sangriento». Pero como de costumbre, lo importante no es el sentido literal. Supongamos que estamos hartos de la bendita bombilla que se apaga sin avisar, o que el proveedor de Internet ya nos tiene hasta las narices con su incapacidad de proveer lo que prometen. En ese caso decimos «bloody bulb» o «bloody ISP». El objetivo es transmitir a quien nos escucha una cierta desazón acerca de ello.
Pero «bloody» es una palabrota de baja intensidad. No es ofensiva. Es más bien como inocente. No la podemos utilizar en situaciones en que la sangre hierve. No podemos decir «Bloody terrorists«, porque a ellos les corresponde otras palabras que no voy a nombrar aquí por respeto a ti que estás leyendo.
La razón por la que hablo sobre ella y no sobre otra cualquiera es que es típicamente inglesa. En USA utilizan más «damn». «Bloody» viene directamente del inglés antiguo, y es tan inglesa que JK Rowling la utiliza para dar el toque inglés a Ron en Harry Potter.
Es más, Ron utiliza normalmente «Bloody Hell», que es la forma de utilizarla como expresión en sí misma, y no como adjetivo. En caso de que algo nos tenga exasperados decimos «Bloody Hell», como quien dice «ya me harté», o también como expresión de asombro. Si alguien te cuenta que lleva más de diez días lloviendo cada día, y que el sol no sale más de tres horas seguidas, tu puedes decir «bloody hell» (mientras el que te lo cuenta se da cabezazos en la pared y se pregunta cuando se va a dignar a aparecer el Verano.
Los orígenes son dudosos. Si tienes curiosidad puedes buscar por diccionarios. Hay versiones para todos los gustos. Yo me quedo con la que me contó uno de los guías turísticos retirados en York. Son unos viejecitos encantadores que dan paseos por la ciudad contándote batallitas. Para mi es la mejor manera de descubrir la ciudad. A lo que iba. En la edad media, los mercados estaban en la calle. Cada calle dedicada a un tipo de bienes. La carne estaba en calles muy estrechas para evitar que la luz entrase y estropeara el material. Junto a las paredes había repisas donde se colocaba la carne fresca, todavía chorreando sangre. Al final del día con la gente pasando, los papeles, la suciedad y la sangre corriendo calle abajo el escenario era un «bloody mess» (desorden sangriento). Y de ahí viene la palabra. Si, ya se que está cogido con pinzas, pero qué caramba, el viejecito me cayó bien.
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