Los insultos son buenos para el negocio

La Formula 1 está empezando a atraer comportamientos moralmente reprochables por parte de los aficionados. Buenas noticias para la Fórmula 1.

La prensa inglesa anda desasosegada por los abusos racistas que el piloto inglés de F1 Lewis Hamilton recibió de algunos de los asistentes a los entrenamientos del pasado fin de semana en el Circuit de Catalunya. Comentan que algunos aficionados le silbaron, abuchearon y gritaron cada vez que andaba cerca del camión que utiliza para descansar. Los medios hacen especial hincapié en un pequeño grupo que se había pintado la cara de negro y lucían camisetas con el lema «Hamilton’s family». El piloto ha declarado sentirse «entristecido» por los acontecimientos.

Lo de los tipos con betún en la cara supongo que viene de la presencia de familiares de Hamilton en los circuitos. Según tengo entendido los medios de comunicación españoles tienen cierta tírria al padre, cosa que los aficionados han reproducido. La escena en las gradas del circuito no es racismo, sino una muestra del humor grosero que tanto gusta. Otra cosa son los silbidos y abucheos, que son algo mucho más personal. Y ahí es donde vienen las buenas noticias.

Cuando hace algunos años yo contaba a mis amigos que me gustaba la F1, su respuesta era que es un deporte aburrido viendo unos coches dando vueltas a un circuito sin siquiera adelantamientos. Hoy en cambio puedes pasar horas discutiendo sobre aerodinámicas, compuestos de pneumáticos o estrategias de equipo. El hecho que Hamilton le «quitara» el campeonato a Alonso el año pasado (aunque al final lo ganó Ferrari) generó lo mejor que puede ocurrir: el malo. Ahora ya no es sólo ver ganar a Alonso, los aficionados pueden ir al circuito a mostrar su odio y rencor hacia el artífice de tamaña afrenta al campeón español. Creo imprescindible que se cree un equipo español en el que los pilotos sean principalmente españoles o si son extranjeros que sean los mejores. Así los medios de comunicación podrán decir aquello de «el equipo español», y cuando un piloto cambie de de escudería los aficionados irán al circuito armados con pancartas y dispuestos a silbarle cada vez que tengan la ocasión. Pero hay que hacerlo rápido, aporvechando el momento: quien iba a decir que 50.000 personas iban a asistir a un entrenamiento (ni siquiera la carrera)!

El último paso en la aceptación de la F1 como un deporte de masas es que se retransmitan las carreras por la radio, de manera que cuando a la esposa/novia/compañera se le ocurra pasar un domingo haciendo algo que no sea postrarse en el sofá viendo deportes y creando michelines, el marido/novio/compañero podrá ir por la calle escuchando la pasión del motor.

Los medios de comunicación españoles están haciendo un buen trabajo convirtiendo esta anécdota estúpida en algo político, una agresión a España, a fin de azuzar los ánimos y asegurarse audiencia. Pero medios y sponsors deben darse prisa en crear una estructura fiable para generar nuevos pilotos, no sea que la F1 caiga en el olvido como otros superinteresantes deportes como ciclismo, atletismo o esquí de fondo.

Yo pongo mi granito de arena: los ingelses nos tienen manía. Ale, ya está.

El arte de España visto desde la BBC

La BBC es un referente mundial en cuanto a documentales, así que al ver en la programación que iban a emitir una serie documental llamada «El Arte de España», las expectativas eran muy altas. Y la verdad es que no defraudó.

Durante el tiempo que he estado en Londres he tenido ocasión de ver grandes documentales sobre arte explicados de forma amena en el inconfundible estilo de la BBC. Porque un documental sobre arte no tiene que ser una insufrible sucesión de cuadros, estatuas y edificios con música para dormir y una voz monotónica que lee su texto como quien lee el Boletín Oficial del Estado. Hasta hoy he visto documentales sobre Italia, Florencia, Venecia, Francia, París, pero nunca sobre España. Pero el pasado Jueves eso se acabó (si vives en el Reino Unido tienes ocasión de verlo todavía; lee la nota al final del post).

El primer capítulo empieza con una versión en inglés del inconfundible «Que viva España», con imágenes de ingleses en la playa mientras la voz en off dice que para muchos España no es más que dos semanas en la playa. Pero la música desaparece y la voz dice que España es mucho más que eso. Y yo me frotaba las manos pensando que la cosa prometía.

El primer capítulo iba sobre la España Andalusí, y empezaba relatando cómo Abderramán conquistó Gibraltar y le puso nombre en su honor (humilde el chico). Enseguida empieza a hablar de la Mezquita de Córdoba, con sus arcos que nunca terminan. También cuenta cómo los cristianos de muchos años después plantaron una iglesia en su seno, y cómo el mismísimo Carlos V se arrepintió al ver el resultado (podría haberlo pensado antes). El narrador, que cuenta todo a la cámara, y a quien vemos paseando por todos los lugares hablaba también de cómo Córdoba, en la «Época de Oro» era una sociedad que permitía la vida de musulmanes, judíos y cristianos en la misma ciudad. Hablaba de cómo Córdoba era la ciudad más importante de Europa, y gracias a la cual ciencias, cultura, arte, cocina y todo tipo de productos exóticos pasaron a formar parte de la cultura occidental.

En cierto momento, aprovechando la excusa de pasear por el barrio de Triana en Sevilla dijo que la mezcla cristiana, gitana y musulmana generó el nacimiento del Flamenco; el flamenco como forma de arte. Claro, ahí viene lo inevitable en una serie de la BBC, y es que el narrador le pide a una gitana que le enseñe a cantar flamenco, con el resultado que ya te imaginas. Esta forma de ponerse en evidencia delante de las cámaras es algo típico de los documentales culturales de la BBC.

Hacia el final, nos cuenta cómo la presión de los reinos cristianos hace retroceder a los musulmanes, hacia las montañas, donde el último reino taifa florece. Llegamos entonces a la maravillosa Granada, con su inigualable Alhambra.

En cierto punto del capítulo, ya hacia el final, el narrador cuenta horrorizado que en varios momentos de la historia de España, los musulmanes de Al-Andalus fueron reducidos a una mera figura de «malos», describiendo la era en que reinaron en España como una época oscura. Él dice que es todo lo contrario, y que la España Andalusí añadió una gran riqueza para España y pare el mundo occidental.

La verdad es que no hace falta que se horrorice más. En la España de hoy en día, nadie en su sano juicio negaría lo importante que Al-Andalus fue en su tiempo, y mucho menos se atrevería a negar la gran riqueza que añadió a la cultura española. Me parece a mi que su horror venia de la envidia sana… Veremos cómo va el episodio del próximo jueves.

Nota: Si estás en el Reino Unido y te pediste el episodio, visita el iPlayer de la BBC. Una vez allí teclea en el pequeño buscador «art of spain» y pincha en «Find Programmes». Puedes verlo online, o puedes bajártelo. Yo recomiendo este segundo método, para lo que vas a tener que bajarte el «Download Manager», pero te va a permitir ver el programa cuando te convenga. Eso si, bájatelo antes del jueves 7 de Febrero, porque es la fecha límite.

Jerome Kerviel: el héroe

Quizás hayas oído hablar de un tipo llamado Jerome Kerviel. Es un tipo francés acusado de provocar pérdidas por valor de cinco mil millones de euros. Gracias a eso se ha convertido en un héroe en Francia, y un icono pop en todo el mundo. La explicación es muy sencilla.

El señor Kerviel trabajaba en Sociéte Générale, el segundo banco francés (y digo trabajaba porque asumo que ha sido despedido). Él era lo que se llama un «trader», es decir, alguien que compra y vende activos en mercados financieros. En su caso eran «opciones», que de forma muy simplificada son derechos para comprar un cierto activo (como acciones, oro, etc.) en un momento determinado del futuro a un precio determinado. El señor Kerviel tenía en su posesión opciones por valor de cincuenta mil millones, en una estrategia muy arriesgada, cosa que escondía compensado con operaciones falsas. El banco descubrió el pastel la madrugada del 21 de Enero, con tan mala suerte (o buena) que a la mañana siguiente los mercados sufrieron la mayor caída de las bolsas desde el ataque terrorista en New York (o Nueva York, depende de cómo se mire).

El señor Kerviel no es un glamuroso ladrón de guante blanco, porque no se llevó un céntimo; no es un talentoso estratega, porque le pillaron antes de que consiguiera lo que quería; no es un experto en finanzas, porque ni calculó correctamente los riesgos de su apuesta (un poco de Poker quizás le hubiera ido bien), ni anticipó la caída de los mercados; y casi provocó la bancarrota del banco. De todos estos méritos, cuál le convierte en un héroe?

Dos de ellos. El primero que no se llevó dinero, ya que su objetivo era ser el mejor «trader». Él no es culpable, sino víctima inocente de una sociedad obcecada con la fama y el dinero. El segundo es que hizo tambalear a uno de los gigantes financieros, lo que para sus fans es algo genial porque los bancos son los artífices de la globalización, que es perversa en todas sus formas, así que todo lo malo que le pase a un banco en bueno para la gente con conciencia social. Supongo que si el banco hubiera quebrado, sus trabajadores hubieran perdido en trabajo y sus clientes (gente como tu y como yo) todos sus ahorros, hubiera sido todavía mejor.

Por si esta teoría no te satisface, puedes optar por la anglosajona, que haciendo gala del típico humor inglés le ha entronizado como «Le Rogue Trader», y es la comidilla de la City en Londres (recordemos que a los ingleses les cuesta muy poco hacer humor a costa de los franceses). A continuación un artículo de prensa (falso) que corría de boca en boca a principio de semana:

Ex-compañeros de Jerome Kerviel culpaban ayer a los directivos del banco por las pérdidas de 4,9 mil millones de euros por infligir castigadoras jornadas de más de 30 horas semanales a los «traders», que ya estaban bajo una inmensa presión. Un ex-compañero comentó que «Jerome era conocido por empezar su jornada laboral a las 9 de la mañana y estar todavía trabajando a las 5 de la tarde, incluso las 5.30! A menudo tomaba sólo una hora y media para comer.» Otro amigo sugirió que efectivamente Monsieur Kerviel era un «Workaholic» mientras comentaba que «Yo tengo una maravillosa familia, y una maravillosa esposa, por eso limito mi tiempo en la oficina. Me voy a las 2.30 como máximo, a no ser que esté de huelga claro.»

Aparentemente el Inspector Clouseau está a cargo del caso.

Pista para inversión

El secreto para ganar dinero invirtiendo es llegar antes que nadie. La compañía de fondos de inversión WDB tiene una pista jugosa en ese sentido.

Le llaman «Wet Funds» (fondos mojados). La teoría es que en un mundo con una población en continuo crecimiento, y con ciudades que atraen a más y más gente, el agua se está convirtiendo en un bien escaso. En consecuencia, las compañías dedicadas a la trata de aguas, purificación, transporte, o la construcción y mantenimiento de cloacas tienen un gran potencial, debido al crecimiento en la demanda de sus servicios. Por eso la compañía de fondos de inversión sugiere que los fondos de inversión basados en estas compañías tienen un gran potencial de beneficio.

Me gustaría llamar la atención sobretodo en el gran esfuerzo imaginativo del que escribió la nota de prensa al llamar estos fondos relacionados con el agua «fondos mojados». Quien se va a atrever a discutir la lógica del nombre!

Si compartir música mata la música…

La SGAE, que es la versión española de la RIAA USA, dice que los músicos tienen derecho a recibir ingresos, que el pirateo está matando la música, y que por eso deben prohibir, hacer pagar, multar y demandar. Pero se les está colando un detalle en su busca y captura del pirata.

El tema se basa en que todo aquel que utiliza música debe pagar. Si compras un disco pagas, pero no acaba ahí la cosa. Tienes que pagar para tocar una canción en público, para retransmitirla, para usarla en un vídeo; compartir el disco es simplemente ilegal, así como copiarlo para un amigo e incluso copiarlo a tu reproductor portátil. Y todo eso es porque la venta de CD es la única manera que los músicos puedan sobrevivir, aparentemente. Por eso las discográficas y otros grupos, preocupados por los músicos, luchan por salvar la música.

Pues si hay que salvar la música, vamos a ponernos serios y evitar que nadie se salte las normas.

Seguro has estado alguna vez en el tren, en el autobús, en la biblioteca y cerca de ti has visto alguien con sus auriculares puestos escuchando música a semejante volumen, que tu y cualquiera a tu alrededor puede escuchar claramente su música. Por no hablar de los teléfonos móviles con altavoz. Es un detalle que esta gente quiera compartir su música con nosotros, pero precisamente, eso es compartir, y en consecuencia es ilegal!

Yo propongo que de todo el dinero que la SGAE, RIAA y discográficas se gastan en buscar por internet adolescentes, abuelitas, geeks y otros que se bajan música de internet gratis, se gasten un poco en nombrar «policías salva-música» que se paseen por lugares públicos. Su tarea será medir los decibelios de la música y al identificar a alguien que la esté comprtiendo le apliquen una sentencia inmediata: instalar un software en su reproductor evitando escuchar la música a un volumen audible por alguien más que él o ella, o que le desconecten el altavoz del teléfono.

Palabras útiles en inglés: "Continent"

¿Alguna vez te has preguntado cómo se refieren los británicos al resto de Europa?

En España el resto de Europa es simplemente «el resto de Europa», o «al Norte de los Pirineos». Cuando hay que hablar de los británicos normalmente los medios se refieren a ellos como «Las islas británicas». Lógicamente, la forma en que los británicos se refieren al resto de Europa es «The Continent» (el continente). Cuando escuchas la frase por primera vez, lo primero que piensas es «no son ellos parte del continente?» o recuerdas su recalcitrante euroescepticismo. Pero puestos a mirar, la cosa tiene lógica: Si desde el continente se les llama las islas, cómo van a llamar ellos al continente sino «el continente».

Más frases, palabras y expresiones informales para el día a día en inglés pinchando en el link.

El Poker es educativo y recomendable para todas las edades

El Poker ha sido siempre asociado con Juego, crimen, ilegalidad y todo tipo de gentes de mal vivir. No es lo que podríamos llamar un juego respetable o de aceptación en círculos cultos. Pero eso está cambiando, y pronto podríamos verlo en escuelas, universidades, centros financieros y cenas de beneficencia.

El Poker llegó a USA en Louisiana, y rápidamente se expandió por el Oeste creando la figura del jugador o «Gambler«, representada en tantas canciones country, o en el musical Showboat (cuya versión cinematográfica protagonizó la bellísima Ava Gardner) , donde el jugador desperdicia su vida de mesa en mesa esperando su «Lucky Strike» o golpe de suerte.

La revista The Economist publicaba un artículo en su número especial de Navidad argumentando que el Poker está abandonando sus clichés de apuestas gracias a la victoria en el campeonato del mundo de una joven noruega de 19 años, quien accedió a él tras ganar un campeonato en Internet, demostrando que el poker no es patrimonio de «gamblers». El argumento para popularizarlo parece ser que «el Poker está más relacionado con las finanzas que con juegos de azar».

La Economía de Mercado asigna recursos limitados por medio del «precio de equilibrio», que es el precio satisface a todas las partes. Para que tal precio exista es indispensable que dichas partes tengan información perfecta: si quieres comprar un coche de segunda mano debes saber todo sobre ese coche y el vendedor debe saber lo que estás dispuesto a pagar. Como buena teoría que es, la de los precios de equilibrio es excelente, pero la realidad se empeña en sabotearla. En la realidad la información perfecta no existe, sino que hay «Información Imperfecta» o «Información Limitada«. Así que tu no sabes que el coche que vas a comprar tiene un largo historial de problemas mecánicos, o que la empresa de la que quieres comprar acciones está apunto de quebrar. Entra en juego entonces el concepto de «Riesgo», y en concreto la valoración del riesgo, puesto que el precio que acuerdes deberá tener en cuenta el riesgo de que tu información limitada (el desconocimiento de los hechos y de las estrategias de las otras partes) te lleven a tomar una decisión errónea.

Enel Poker, el jugador conoce sus cartas, pero no conoce las cartas de sus oponentes (según el tipo de partida conoce algunas), y tampoco conoce las cartas que va a recibir en caso de decidir cambiar algunas. El objetivo es realizar una apuesta en cada momento en base a la información sobre las propias cartas y la de los oponentes, y va a incluir el riesgo de perder. En consecuencia el Poker es un juego en el que el jugador debe valorar el riesgo dada una información limitada. Es una perfecta simulación de los mercados financieros, de la Economía de Mercado, en definitiva, un entreno para aprender a valorar monetariamente situaciones de riesgo.

Así pues el Poker no depende de un «Lucky Strike» sino una simulación financiera, una herramienta valiosa en la educación económica, útil para profesionales, universitarios y mucho más útil para niños que eso del ajedrez.

Pronto las partidas de Poker en el bar de la facultad de economía se van a poder convalidar como créditos de libre elección, vamos a ver doctorados en Poker, los MBA van a tener su propio concurso de Poker, y cuando alguien tenga su típica partida de Poker con los amigotes el sábado por la noche, no está perdiendo el tiempo, sino desarrollando sus habilidades financieras. También es cierto que siendo un juego de estrategia y no de azar, lo saca de la lista de juegos ilegales en USA según la ley del juego online, lo que permite a los operadores organizar partidas libremente y recibir todos los ingresos del juego online de apuestas líder en Internet. Pero eso es sólo casualidad.

Ha hecho usted su testamento?

Acabo de recibir una llamada a mi teléfono móvil. La mujer al otro lado de la línea se ha identificado como Melanie, y me ha preguntado si ya había hecho mi testamento. Al contestarle yo que no, la muchacha me ha ofrecido muy amablemente los servicios de su empresa para hacerme el testamento. Tan amablemente como he podido he interrumpido su ofrecimiento diciéndole que no estaba interesado en hacer un testamento en estos momentos al mismo tiempo que me preparaba algunas respuestas mentalemente en antelación a su contra-ataque. Para mi sorpresa, Melanie me ha dado las gracias y ha colgado.

Así que me llaman en plena mañana, interrumpen mi trabajo, y cuando les digo que no me interesa simplemente acaban la conversación, sin preguntas del tipo «está usted seguro?» o «estamos en condiciones de ofrecerle una oportunidad tan atractiva que le va a ser imposible rechazar». Por lo menos si hubiera hecho eso me hubiera dado tiempo de salir de mi perplejidad y preguntarle de dónde coño (disculpas por mi vocabulario) han sacado mi nombre y mi número personal, lo que me hubiera permitido descargar mi ira sobre una jovencita que no tiene ninguna culpa ni responsabilidad, que no hubiera solucionado mi problema y que probablemente odia a los empleadores que le ha dado un trabajo precario y mal pagado tanto como les odio yo por traficar con mi información privada.

MacBook Air: cuestión de expectativas

Si crees que los mercados financieros se rigen por sesudos estudios sobre las empresas, su potencial y cosas así te equivocas. Bueno, no del todo, porque algunas veces si va así, pero en la mayoría de casos, el precio de las acciones fluctúa por algo mucho menos sesudo: las expectativas.

Alguna vez has ido al cine a ver una película de la que no esperabas nada y al final has salido gratamente sorprendido? A mi me pasó con L.A. Confidential, una película que todo el mundo con quien hablo le da un aprobado justillo o ni eso. Yo iba esperando pasar un rato de lo más aburrido y salí feliz. Lo contrario me pasó con Los Simpson, de la que todo el mundo decía que era hilarante, y yo esperaba tener que salir de la sala para evitar un ataque de risa, pero resultó ser simplemente pasable. Todo ello viene porque las expectativas tienen un gran efecto sobre nuestras opiniones. Y si no que se lo digan a Steve Jobs, el reverenciado jefe de Apple.

Ayer se celebró el MacWorld 2008, que es donde los Mac-Adictos se reunen para asistir a la presentación de Mr. Jobs, rendirse a sus encantos y wowearse. En pasadas ediciones había presentado el nuevo chip de Intel, y sobretodo el iPhone, la innovación tecnológica líder de 2007. Así que el listón estaba alto. Este año ha presentado como gran estrella un ordenador portátil extra-delgado y extra-ligero llamado MacBook Air. Una maravilla tecnológica sin duda pero, no ha estado a la altura de las expectativas. Parece que es demasiado frágil, que no tiene lector de CD, que sólo se puede conectar de forma inalámbrica a Internet, que no lleva conexión WiMax como se había rumoreado, que la batería no es reemplazable, que sólo tiene una entrada USB y que es demasiado caro $1799 (que es como los americanos dicen $1800). Así que la presentación de un impresionante producto tecnológico resulta ser un fracaso… por las expectativas.

Ahora pensemos en los mercados financieros. Una compañía anuncia que el crecimiento esperado del beneficio es de 10%. Al llegar al momento, su crecimiento es de 20%. Al año siguiente la compañía anuncia crecimiento esperado de 10%. Los mercados esperan más del 10% y empiezan a comprar acciones. El precio sube. Al llegar el día del anuncio de los beneficios estos han subido, exactamente un 10%. Pero los mercados esperaban más, así que los que compraron acciones esperando más beneficios se dan cuenta que están en falso y venden. El precio de las acciones se desploma. El crecimiento del 10% es un fracaso. Y todo por las expectativas. Piensa en ello cuando una película de la que esperabas mucho sea simplemente buena.

Por el amor de una mujer

En mi tierna infancia, cuando todavía pensaba que vivir en la Edad Media debía ser «superguay» me dejaba impresionar por las películas y me preguntaba por qué ya no se practican esos torneos en el que Caballeros venidos de todos los rincones mostraban sus habilidades. Ya no me lo pregunto más, porque resulta que se siguen celebrando.

La imagen más memorable para mi es sin duda la de Errol Flynn enfundado en sus leotardos verdes personificando al gran Robin Hood. En cierto momento, Robin atiende un concurso de arqueros aun sabiendo que es una trampa del Rey Juan. El rey sabe que Robin no va a poder resistirse a medirse con los mejores arqueros del reino, pero hay algo más: Robin quiere estar ahí para poder ver a su amada, Marian.

Siempre me había preguntado por qué ya no hacen torneos de esos, pero recientemente he descubierto que si los hacen, y que atraen tanta o más atención que antaño. Lo que pasa es que las flechas han cambiado un poco, incluso el nombre. Ahora las llaman «dardos» y este fin de semana ha finalizado el campeonato mundial, que ha sido televisado en directo y ha acaparado atención de todos los medios. Incluso, como en los mejores tiempos, la mismísima Reina ha confesado su interés. Desconozco si alguno de los dardistas acudió por el amor de una mujer. En cualquier caso todos acudieron en busca de fama y gloria, y por qué no decirlo, la sustanciosa recompensa para el ganador (unos 130.000 euros).