El ladrón sólo llama una vez

Hoy he sabido que a una compañera de trabajo le entraron a robar en casa, en West London. Bueno, no entraron exactamente. Y el ladrón mostró unas maneras algo infrecuentes.

El ladrón no aprovechó el fin de semana, ni tampoco la noche. Como es lógico, lo hizo a plena luz del día de un viernes, cuando es seguro que no hay nadie en casa, y tampoco en los alrededores.

Lo curioso del caso es que ni entró por la chimenea (como otros acostumbran a hacer en Navidad), ni por una ventana, ni se descolgó desde el techo. Entró por la puerta. Pero este ladrón tiene buenas maneras, así que antes de entrar tocó el timbre. Al ver que nadie venía a abrirle decidió forzar la puerta.

El caso es que mi compañera estaba llamando por teléfono, así que terminó la llamada y se dirigió a la puerta cuando vio a un hombre intentando forzar la cerradura. Afortunadamente pudo cerrar la puerta con llave desde dentro e inmediatamente llamar a la policía. Más tarde supo que el ladrón había robado al vecino, que evidentemente no estaba en casa cuando le tocó el timbre.

Aparte del susto, no hubo pérdidas materiales ni físicas. La pregunta es: ¿qué hacer al ver alguien de pinta sospechosa (o no) en la puerta? Si no atendemos, pueden asumir que no hay nadie y entrar. Si abrimos, el remedio puede ser peor. Cuando llame el timbre habrá que mirar quien es, y en caso de no querer abrir tendremos que gritar algo así como «ya pertenecemos a la Iglesia de la Cienciología» o «no compramos enciclopedias, aquí leemos la Wikipedia«.

Hay que tomárselo a risa… eso o ir al frenopático de cabeza.

Persiguiendo ambulancias

Groucho Marx popularizó aquel chiste del abogado que estando en su oficina ve llegar a su asistente. Inmediatamente le suelta «¿Qué hace aquí? Creo que le mandé a perseguir ambulancias!». Es un chiste sobre cómo los abogados anglosajones se agarran a un clavo ardiendo a la hora de denunciar. Y de ahí la paranoia de los equipos jurídicos de las grandes empresas. Par muestra, un botón.

Cadbury, la marca de chocolates que ha creado el controvertido anuncio del gorila, ha solicitado la devolución de miles de chocolatinas promocionales. Pero no es por baterías que explotan como con Nokia. Tampoco por ser tóxicos como Mattel. Ni siquiera por contener salmonelosis, como ellos mismos tuvieron que hacer hace unos meses.

La razón esta vez es que por un fallo de imprenta, las chocolatinas no llevan el cartelito de «contiene frutos secos». A ver, ¿alguien alérgico a los frutos secos en la sala? Si es así, que vaya corriendo a las tiendas a ver si encuentra una chocolatina con frutos secos Cadbury sin el aviso que lleva frutos secos, que se la coma, que le salgan salpullidos por todo el cuerpo y que denuncie a la fábrica por no avisarle que la chocolatina con nueces llevaba frutos secos.

Aunque bien pensado, si el envoltorio dice «con frutos secos», ¿no valdría eso como aviso? ¿O tiene que decir «Aviso»?

Cuando el anuncio es (mucho) mejor que el programa al que interrumpe

Voy a escribir sobre este anuncio a pesar de que había decidido no hacerlo porque cuanto más lo veo más me gusta. Y es que son anuncios como este los que demuestran que a veces, la publicidad es mejor que los programas.

El tema es que estaba viendo ayer la TV. No tengo idea de qué era. Creo recordar que estuve haciendo zapping entre un programa de arqueología investigando los bombardeos nazi en East London, un reportaje sobre lo mejor del día en la Copa del Mundo de Rugby y el Inglaterra-Rusia de fútbol. En alguno de las series de anuncios (que siempre observo con atención) aparece… bueno, mejor échale un vistazo y luego seguimos

Cuanto más lo veo, más me gusta. El anuncio en cuestión anuncia el chocolate con leche Cadbury, la marca líder en el Reino Unido. Para que te hagas una idea, decir «cadbury» es como decir «chocolate». Como has visto, es «simplemente» una versión «In the air tonight» de Phil Collins (el batería de la mítica banda inglesa Genesis), con un gorila tocando la batería. Y la pregunta es, ¿Qué tiene que ver que un gorila toque la batería con que yo compre una chocolatina?

No me quiero meter en terrenos que no son los míos, pero aún así puedo decir que hay dos maneras de anunciar: la que te da información sobre un producto, y la que simplemente intenta meterte la marca en la cabeza. Esa es la razón por la que una compañía líder del mercado como Coca Cola se gasta millones de euros cada año en poner su nombre en los estadios de fútbol. No te está contando lo sabrosa que es la bebida, sino que trata de asociar una serie de valores a la marca. Como la insoportable campaña de «La Chispa de la Vida» con toda esa gente feliz bebiendo su refresco.

Pero esta promoción de Cadbury no muestra la marca, ni el producto. La idea es que si te ha gustado vas a asociar la marca con algo positivo. Pero estoy seguro que la gente va a recordar el anuncio como «el anuncio del gorila». Ninguna mención a Cadbury, lo que va a hacer pensar a los directivos que el anuncio fe tirar el dinero.

Y creo que no sin razón. Pero este es uno de aquellos anuncios que quiero ver. Ojalá hubiera más anuncios valientes como este y menos niños felices porque su ropa huele bien, tipos bailando porque han conseguido un seguro barato para su coche, o gente diciendo lo felices que son después de haber pedido un crédito para comprar una TV de tropecientas pulgadas. Como he dicho, no recuerdo qué es lo que estaba viendo, pero si recuerdo el anuncio. Queda claro qué es lo que tenía más calidad, ¿no?

Por eso, para que los directivos crean que pagar por anuncios como este vale la pena, quisiera informarte de que «el anuncio del gorila de cadbury» es muy bueno, y que este tipo de campañas funcionan.

Gracias a Chapitel por dirigirme al vídeo

Publicado en TV

Pies y piedras ¿Por qué los ingleses tienen que ser diferentes en todo?

Los ingleses son distintos. Tienen sus rasgos de identidad que los caracterizan. Y están dispuestos a defenderlos con uñas y dientes. Así, cuando la Comisión Europea se propuso convertir toda la UE al sistema métrico decimal, los ingleses se levantaron para resistir ante tal atrocidad y proteger sus «medidas imperiales».

Si vas a Londres, es muy posible que vayas a un «pub» a tomarte una cerveza local. Pero no vas a pedir un «quinto» o una «mediana»(por no decir una lata), sino que vas a pedir una «pinta», o «media pinta». Si le preguntas a alguien qué tan lejos está la parada de metro, te lo va a decir en yardas. Si le preguntas a alguien su peso te lo dirá en piedras, y su altura en pies. Si vas en coche, los carteles de la carretera están en millas, y la gasolina la vas a pagar por galones. Y si vas a comprar al mercado, tendrás que usar onzas y libras. Estas són las «medidas imperiales«, y datan de cuando el imperio inglés se extendía de China a Canadá.

La comisión Europea, a fin de hacer el comercio más sencillo entre paises miembros de la UE, que es el objetivo del llamado «Mercado Único» decidió acabar con el sistema de medidas usado en el Reino Unido, e imponer el «Sistema Métrico Decimal, usado en todos los demás países.

Pero algunos valientes se negaron a medir sus frutas y vegetales en gramos y crearon los «Metric Martyrs«, un grupo cuyo objetivo es resistir tan imperdonable interferencia en la identidad británica y defender las «medidas imperiales». En Mayo de 2007 consiguieron una victoria histórica cuando la UE decidió permitir su uso, dejando sin efecto la decisión de hacer ilegal la rotulación en otro sistema que no fuera el métrico para 2009.

Hoy se publico que la UE parece que va a ceder definitivamente en el tema y va a ceder las competencias en materia de medidas a cada uno de los estados miembros. Es una victoria a una batalla empezada en 2001 por la identidad, porque ¿qué sería de la Nación sin sus «medidas imperiales», midiendo su cerveza o pesando sus patatas como cualquier otro país europeo, traicionando su herencia imperial?

Palabras útiles en inglés: "Short"

La «City» es el distrito financiero de Londres, y el principal motor económico de la ciudad. Miles de empleados transitan sus calles cada día y llenan sus oficinas. No es extraño que su jerga haya calado en el vocabulario inglés. «Short», sin ir más lejos.

«Short» significa «corto». No hay mucho más que contar.

En jerga financiera, significa adoptar una posición de venta. «Long» significa posición de compra. Son utilizados como verbos. Así se puede decir «Go short on Barcklays», queriendo decir vende acciones de Barcklays. O directamente «Short GSK».

Esta jerga ha pasado al inglés común significando vender o desprenderse de algo. Mezclando eso con el famoso humor inglés llegamos a lo que se publicaba no hace muchos días. La crisis bursátil significa que los bonus a fin de año no van a ser demasiado buenos. El rumor recomienda que si algún broker está pensando en divorciarse, debe hacerlo este año. Una sentencia reciente dice que la mujer tiene derecho a parte del bonus del ex marido incluso después del divorcio, si estaban casados cuando éste se devengó. Así que mejor divorciarse antes de fin de año con las vacas flacas. El consejo? «Short wife».

¿He dicho ya que la City se toma con algo de frialdad esto del matrimonio?

Más frases, palabras y expresiones informales para el día a día en inglés pinchando en el link.

Las mujeres cambian más de trabajo a pesar de ser ascendidas más rápidamente

Me he tropezado esta mañana con este titular en el periódico londinense City A.M. ¿Sorprendente verdad? ¿Así es como pagan la confianza? ¿Qué más quieren?

Leyendo el artículo descubro que las mujeres tienen mucho más acceso a posiciones de dirección que hace unos años. También que son ascendidas a esos puestos de dirección más rapidamente que los hombres, más jóvenes. Pero mientras que el porcentaje de hombres cambiando de trabajo es 6.1%, el de mujeres es 8.4%. La pregunta es ¿por qué no están contentas? ¿Qué más quieren?

Hacia el final del artículo aparecen algunas pistas. El sueldo medio de un directivo en UK es £61.302 mientras que el de una mujer es £48.648. Hace un tiempo las mujeres podían quejarse de que no eran ascendidas a pesar de tener las mismas capacidades que sus compañeros masculinos. Ahora son ascendidas, tienen las mismas responsabilidades que los hombres pero cobran un 20% menos. No hace falta ser doctor en psicología para hacerse una idea de por qué cambian más que los hombres.

Otros medios han anunciado la noticia así:

La comparación en la forma de tratar la noticia no deja de ser curiosa.

Anunciado en TV

As seen on tvLas generaciones de niños que hemos crecido ante la televisión sabemos que todo lo que sale en la tele es cierto. Por eso algunos productos llevan la frase «Anunciado en TV», porque eso demuestra que es un producto de calidad.

Quizás creas que poner un anuncio en la tele es una simple cuestión de pagar el precio que vale. No es así. Las cadenas de TV tienen un prestigio, una credibilidad, y no pueden ir emitiendo anuncios con afirmaciones que no son ciertas.

Por ejemplo, esos anuncios de detergente en que se ve una prenda lavada con el detergente anunciado, y otra prenda lavada con otro cualquiera, están comprobados. Los trabajadores de la TV hacen esa misma prueba en su casa. Los laboratorios de crema antienvejecimiento envían muestras para que los trabajadores de los canales puedan experimentar en su propia piel los efectos beneficiosos de la crema. O cuando una anuncio de papel higiénico dice que es más suave y resistente, ese papel ha sido utilizado en todos los lavabos del edificio.

Los directivos de las cadenas televisivas pasan un riguroso cuestionario a sus empleados donde ellos valoran su experiencia con cada uno de los productos, y en base a los resultados se decide emitir el anuncio o no. En algunos casos, el producto no pasa los tests, y no importa el dinero que ofrezcan, ese anuncio no se emite. La credibilidad tiene su precio.

Yo no lo he visto, ni me lo han contado, pero mi fe ciega en la TV me hace creer que es así, o algo muy similar.

Por lo tanto, que un producto salga anunciado por TV sirve para ayudarnos a nosotros, los consumidores, a distinguir entre buenos productos y malos productos (o «Limones«, como diría Akerlof, el premio Nobel en Economía). Es pura Teoría Económica. En consecuencia, los jefes de márketing, por si acaso nos hemos perdido el anuncio, lo ponen en el paquete: «anunciado en TV».

La economía USA se basa en principios morales

En USA saben quienes son «los buenos» y quienes son «los malos». Ellos no hacen negocios con «los malos», porque la moral es más importante que el dinero. Y al que no siga este principio, le regañan.

Los cerebros que dirigen la política de EEUU decidieron hace tiempo que Iran, Libia, cuba y Sudán son «los malos», como lo son también los coreanos del norte. Otros países, como por ejemplo China no son malos, son «buenos», aunque a veces son un poco traviesos, como cuando se niegan a revaluar su moneda a pesar de los sabios consejos de los economistas del gobierno USA. Así es como nos ayudan a comprender mejor el mundo.

Como estos países son malos, hay que aislarlos, a fin de que sus gobiernos caigan y en su lugar aparezcan otros que sean buenos. Una de las mejores formas de presión es prohibir todo intercambio comercial con ellos. Esto lo hacen porque no es cierto como dicen algunos que el dinero no tiene moral. La tiene, y hacer negocios con estos países está mal. Porque hacer negocios con ellos puede significar que los gobiernos permanezcan y la población sufra, aunque con el embargo la gente quizás sufra más, pero eso son daños colaterales. Es una cuestión de principios.

USA sabe que no todo el mundo tiene una moral tan estricta como ellos, por eso, como guardianes del mundo que son, tienen derecho a imponer sanciones a aquellos que hagan negocios con empresas de países «malos». Incluso si no son de EEUU. Las noticias publican hoy que EEUU va a abrir investigaciones a unos bancos europeos que han hecho negocios con bancos de países «malos». Al parecer estos bancos van a negociar pagar unas multas a fin de cerrar el caso. Doy por hecho que ese dinero va a ir directamente a ayudar a los pobres y desplazados de esos países.

Es una suerte que todavía haya gente con principios tan inquebrantables en el mundo.

¿Y si las aseguradoras conocen tu ADN?

No es nada nuevo que las compañías aseguradoras se están frotando las manos con la posibilidad de tener acceso al ADN de sus potenciales clientes. Mezclando esto con un ataque de honestidad, pronto podrían estar mandando cartas como esta:

Estimado señor,

En primer lugar quisiéramos agradecerle el interés que ha manifestado en nuestros productos.

Como usted ya sabe, nuestro negocio se basa en asegurar a gente contra eventos que no van a suceder. En algunos casos los eventos acaban sucediendo y debemos pagar una indemnización. Para evitar esto utilizamos un complejo sistema estadístico. Su objetivo es estimar cuál es la posibilidad de que el evento acabe ocurriendo.

El contrato de seguro por el que usted se ha interesado está diseñado para gente que de ninguna manera puede sufrir la enfermedad contra la que estamos asegurándolos. Un análisis minucioso de su ADN ha revelado que hay alguna posibilidad que usted desarrolle la enfermedad en un futuro indeterminado, por lo que desgraciadamente debemos informarle que no nos es posible ofrecerle el seguro.

Puesto que usted es importante para nosotros, me gustaría presentarle otro de nuestros exitosos productos. Usted pagará mucho más de cuota, y si felizmente nunca desarrolla la enfermedad, nos quedaremos con sus cuotas. Si por el contrario, usted acaba desarrollando la enfermedad contra la que se ha asegurado, nosotros le pagaremos una cantidad que en ningún caso le va a cubrir el tratamiento. En vez de pagárnoslas puede usted invertir las cuotas en los mercados financieros, aunque vista su predisposición a ataques al corazón mostrada por su ADN, esta opción no es recomendable.

Le adjuntamos información sobre nuestros productos. Si usted tiene alguna duda, no dude en ponerse en contacto. Su contrato es importante para nosotros. Gracias por su confianza.

Los problemáticos adolescentes ingleses

Londres no es una ciudad segura. Las ciudades británicas en general no lo son. Según The Economist, la causa es uno de los rasgos de la personalidad británica más admirados por los extranjeros.

Según el artículo que publica la prestigiosa revista The Economist esta semana, en lo que va de año (finales de Agosto) 18 jóvenes de 18 años o menores han sido asesinados en Londres. Eso sin contar los situaciones que felizmente no acabaron en muerte. Al pasar junto a un grupo de jóvenes por la calle, el estado de alerta es mayor que en la mayoría de ciudades europeas. Y no es una cuestión de andar por zonas conflictivas, es una situación generalizada.

Ya sea por rivalidades, por rencillas, porque alguien les ha mirado mal, por un cochino teléfono móvil, o por pura diversión, los incidentes violentos con cuchillos, armas de fuego o palizas están a la orden del día. Los periódicos se preguntan cómo se ha llegado a estos extremos, a la vez que dan los más mínimos detalles, sin olvidar los escabrosos. Nativos y extranjeros coinciden en que Londres no es una ciudad donde quedarse a envejecer. Y tampoco lo es para ver crecer a sus hijos.

Por otro lado, Londres es una ciudad Libre. Nadie parece preocuparse por tu aspecto, tu raza, tus creencias, tus aficiones, tu vida (a no ser que seas famoso, claro). Eso es así también en el trabajo, donde en Londres más que en cualquier otro lugar de Europa conseguir un empleo depende de lo que sabes hacer, y no de los prejuicios que tenga el empleador. Unos dicen que es por respeto, otros que por pura indiferencia, pero el caso es que en Londres no se tiene esa sensación de ser juzgado por «los demás». Cada uno vive y deja vivir.

Y es ahí donde apunta The Economist. Dicen que ese no preocuparse por la intimidad de los demás es parte de la cultura inglesa, que los ingleses son reservados, y que se aplica también en las relaciones familiares. Los padres no se preocupan por lo que sus hijos hacen o dejan de hacer, no hay diálogo intergeneracional.

Quizás The Economist ha dado en el clavo. O quizás tratan de encontrar una explicación fácil a un problema complejo. Sería irónico que la causa de la relativamente buena convivencia e igualdad de oportunidades, cosa que hace tan atractivo vivir en Londres, fuera a la vez lo que reduce su calidad de vida.